Todos los día en nuestro país se confirma como
el Frente Amplio en todo este período de gobier
no ha consolidado un proyecto financiero, y de
optar fuertemente por un país cada vez más acosado
por el emprendimiento de capitales provenientes del
exterior. Por más que el gobierno y los candidatos oficiales
a la segunda vuelta ponen el grito en el cielo cada
vez que alguien lo expresa o dice que el Uruguay es
considerado un paraíso fiscal.
En un momento en que todo el país, hace números
resultado de las últimas elecciones, sí, los que entran
por otro período al parlamento y los que salen, todos
dependen de un nuevo período electoral, no precisamente
para hacer cambios populares, sino para tener
un nuevo arsenal de cargos para repartir en el estado.
En estos días, quieren arreglar en horas, lo que no
pudo producirse en varios años de gestión de gobierno,
que es tener desarrollar desde el gobierno una política
de favorecer al salario, al trabajo, y a la lucha antiimperialista,
hacia el socialismo.
Esta reforma electoral permitió que Jorge Batlle fuera
presidente, que Vázquez llegara al gobierno por un
poco más de 10 mil votos, y que ahora nuevamente
pase algo casi mágico, para todos los encuestadores y
el sistema político y es que el FA vaya a una segunda
instancia, en una elección muy reñida con el candidato
del partido nacional Lacalle.
Es cierto que el sistema político no es todo en una
elección pero lo cierto es que hace mucho al tipo de
propuesta política dominante, pues habilita la inexistencia
del voto programático de la izquierda programática.
Todo queda a la libre opción personal de los electores,
y del caudillo que entre en escena, en una propuesta
que es altamente despolitizada y desideologizada y con
un costo sin igual en la campaña política.
Al distorsionarse y desflecarse el viejo sistema de
partidos tradicionales, burgueses, un nuevo partido que
se ha ido transformando cada vez más, confundiendo
su identidad y cambiando el proyecto original, hoy va a
la segunda vuelta perdiendo pie en su electorado y con
el surgimiento de la Asamblea Popular, largamente subestimado
por la montaña de votos y de parlamentarios
del FA, que no les deja ver la realidad y que hoy puede
ser que se acuerden del valor de las ideas principales y
la fuerza política deshilachada y desdentada.
Los hechos son tozudos y “el topo de la historia”,
trabaja antes, durante y después de las elecciones.
¿Quién puede poner seriamente en duda a esta altura
de los acontecimientos, que el escenario de la última
reforma electoral ha sido funcional a las políticas financieras
emanadas desde los bancos internacionales
que han impuesto también las “maravillas” de la despolitización
y del embuste de las descentralización en la
vida social y política?
En estos años los único que se ha “descentralizado”
es la miseria para los trabajadores y la riqueza es mayor
en manos de los capitalistas. Han privatizado descentralizado
la basura para que miles de orientales junten la
comida de allí. Esta es la nueva época donde todo paso
a paso se ha ido privatizando en nombre de los “cambios
profundos” o de “el avance en democracia” o del
“todo por la victoria”, mientras la impunidad se mantiene,
sin ningún tipo de rubor en las alturas parlamentarias
del Frente Amplio y el progresismo.
No se puede olvidar, ni perdonar a nadie en estos
tiempos, porque a los trabajadores pobres, y a los que
sufrieron la impunidad pudiendo haberse anulado por
los señores parlamentarios, no lo hicieron.
Por eso es que también, el voto de la Asamblea Popular
será anulado en noviembre.
editorial La Juventud
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